ENSEÑAR Y APRENDER A ESCRIBIR


Durante el presente curso, en el desarrollo de los Proyectos de Competencia Comunicativa, con los centros de Alcalá de Guadaíra, estamos trabajando la formación para la enseñanza de la comunicación escrita. Dentro de este marco general, basándonos fundamentalmente en las aportaciones que realiza Daniel Cassany,  en su edición revisada de la obra: “Describir el escribir”,  vamos a extraer algunas ideas fundamentales que, por su valor práctico, deberían tenerse en cuenta, por parte de maestros y profesores.   




Tradicionalmente en las aulas, especialmente en los primeros niveles de la educación, se ha puesto el énfasis en la enseñanza y el aprendizaje de la lectura. Sin embargo, simultáneamente o con posterioridad, es decir en los niveles de la Secundaria, no se ha prestado la atención necesaria a los procesos de escritura. Mientras que se hacen planes de lectura en todos los cursos de Primaria, Secundaria y Bachillerato, se considera que el alumno ya sabe escribir cuando domina el trazo, la lateralidad y orientación, la ortografía y las construcciones gramaticales básicas. En suma deja de aparecer como objetivo explícito de enseñanza, enseñar a escribir.  Entre otros motivos, no se ha enseñado a escribir, en el sentido amplio y profundo del término, porque el aprendizaje de esta capacidad de comunicación, ha estado impregnado por una serie de prejuicios o supersticiones que pasamos a esbozar.

El primero de estos prejuicios supone, como se ha dicho, la idolatría de la ortografía y la gramática, como si dominar ambos aspectos, implicara saber escribir, despreciando aspectos sustanciales y de fondo, como la adecuación de lo que se escribe; la coherencia del texto; y la cohesión de las ideas expresadas. Otro prejuicio consiste en pensar que a escribir se aprende de forma espontánea, a lo que subyace la idea de que estamos ante una capacidad simple o que derivará de la inspiración del autor y, por tanto, de ciertas capacidades innatas que, o se tienen o no se tienen, por lo que no cabe su enseñanza. Además, en muchos casos se ha pensado que se enseña a leer y, como consecuencia, se aprende a escribir, como si fueran dos procesos similares, en complejidad, o que se deriva el segundo del primero. La lectura favorece la escritura pero se aprende a escribir escribiendo...y mucho.

PARA ENSEÑAR A ESCRIBIR


Los estudiosos de los procesos intelectuales que subyacen a la escritura, demuestran que escribir, como acto de expresión de ideas, es un hecho comunicativo complejo por lo que para su enseñanza, DEBE TENERSE EN CUENTA LO SIGUIENTE: 

  a) La audiencia (el LECTOR). Lo que supone tener conciencia de lo que se pretende comunicar y a quién se le quiere comunicar.
    b) Requiere PLANIFICACIÓN, pensar antes de escribir. Realizar esquemas o tomar notas.
    c) A medida que se escribe, se debe RELEER, descansar, comprobar, reformular.
d d) Tras las comprobaciones, se puede CORREGIR, teniendo en cuenta el orden que siguiente:
1º. Fondo: contenido, ideas, organización, estructura.
2º. Forma: ortografía, gramática, sintaxis. 
e  e) Por último, debe tenerse en cuenta que no estamos ante un proceso lineal, sino cíclico. Que requiere elaborar sucesivos BORRADORES, en los que tras las sucesivas evaluaciones de los mismos, se irán introduciendo nuevas ideas o incluso reorganizando el texto.

Todos los investigadores coinciden en que la LECTURA y la COMPRENSIÓN de lo leído, es el factor más determinante para, posteriormente, poder escribir bien. Pero no basta con leer sino leer y esquematizar, leer y resumir...son fundamentos para el futuro buen escritor. 

Entre otros motivos, porque no se puede escribir sobre aquello que no se conoce. De manera, que el contenido almacenado en la memoria, será determinante para la GENERACIÓN DE IDEAS, paso previo y fundamental de una composición escrita antes de hacerla, pero también mientras se hace ya que al escribir ordenamos y aclaramos ideas e incluso pensamos y aparecen ideas y conclusiones nuevas. 


TRES FASES PARA ELABORAR UN TEXTO


Por tanto, para enseñar a escribir, el maestro o profesor, deben tener en cuenta que para elaborar cualquier texto o composición escrita, deben seguirse, al menos, TRES FASES:

1ª. ANTES DE ESCRIBIR. Es fundamental pensar y adquirir conocimiento sobre lo que se va a escribir, para lo que es clave tener una idea general (imagen) del texto y, además, conocer a quién se va a dirigir el escrito y qué se desea conseguir con él: argumentar, emocionar, convencer, informar, seducir... En esta fase de PLANIFICACIÓN, se generan las ideas, se organizan y se formulan los objetivos del texto que se pretende escribir.

2ª. REDACTAR  o ESCRIBIR.

3ª. EXAMINAR o RE-ESCRIBIR. Evaluación o valoración y, en su caso, revisión o modificación de lo escrito.

El maestro o profesor, juegan un papel fundamental en las distintas fases y en el desarrollo de las distintas estrategias que deben ponerse en juego. En cuanto que debe REGULAR Y CONTROLAR el proceso, según la evolución de los alumnos y las necesidades que vayan presentando en cada momento.

Lo dicho hasta ahora, debe tenerse en cuenta para cualquier composición escrita. Desde las que, habitualmente, suelen ser más usuales y quizás menos complejas (DICTADOS, EXÁMENES, TRABAJOS MONOGRÁFICOS, AGENDAS), hasta las que suelen ser menos habituales, y que suponen un mayor grado de complejidad y creatividad (DIARIOS, ENSAYOS, POEMAS, RELATOS, BIOGRAFÍAS).


LA EVOLUCIÓN: DE LA PROSA DEL ESCRITOR A LA PROSA DEL LECTOR



Todo escritor avanza desde una prosa interior y poco evolucionada, hacia una prosa dirigida hacia el exterior, más sofisticada y compleja. Vamos a describir, a continuación, LA EVOLUCIÓN que puede seguirse o debe tenerse en cuenta en la enseñanza de la escritura, teniendo en cuenta estos dos tipos de prosa.

Cuando se conoce poco un tema sobre el que se va a escribir, o bien se es un escritor aprendiz, por tanto menos avezado, por lo que nos situaríamos en los primeros niveles de enseñanza, se debe promover la que algunos autores denominan:

·       PROSA DE ESCRITOR, es decir, trabajar la exploración de ideas, desarrollar el texto con una secuencia lineal, sin prestar todavía demasiada atención a la creación de un contexto común con el lector y, por tanto, con menos cohesión y coherencia entre ideas. Centrándose en estos primeros momentos en la EXPRESIÓN propia y personal y la EXPLORACIÓN. Posteriormente, a medida que se vayan adquiriendo destrezas, se irá desarrollando la denominada:
·   
    PROSA DE LECTOR. Aquella que implica que el escritor ha pensado en los otros, superando la mera expresión personal. El texto expresa una idea global, desarrollada mediante la descripción de una serie de ideas parciales que están bien relacionadas y cohesionadas. Por tanto, el texto producido permite la COMUNICACIÓN a otros.

En el primer caso, el autor escribe para sí (FUNCIÓN), la secuencia es lineal (ESTRUCTURA), y el texto tiene poca cohesión y coherencia (ESTILO).

En el segundo caso, el autor escribe para otros (FUNCIÓN), el texto tiene un carácter global, pero desarrollado en ideas (ESTRUCTURA), bien relacionadas y cohesionadas (ESTILO).   

La composición escrita como acto de comunicación que parte de un problema Retórico, en cuanto a que queremos escribir sobre un tema, para una determinada audiencia o lector y con unos propósitos, debe desarrollarse como un proceso que tenga en cuenta lo expuesto y dará lugar a un TEXTO que satisfaga al lector, respondiendo a los objetivos que se había propuesto el escritor.

LA FINALIDAD DE LA ESCRITURA ES SOCIAL


Por último, debemos tener en cuenta que todo acto de comunicación se desarrolla, en gran medida, en ENTORNOS SOCIALES como las aulas. Por tanto, aunque no nos vamos a extender en este momento, entre otros motivos porque no es objeto de estudio en la obra citada que sirve de base a este texto, debemos tener en cuenta que la finalidad de la escritura, en gran medida, es SOCIAL, por lo que es especialmente importante que el propio proceso de enseñanza, se desarrolle teniendo en cuenta esta premisa. Es decir, las actividades a desarrollar en las distintas fases y estrategias, pueden tener un componente cooperativo que implique comunicación entre los que van a escribir. Pero además, cabe la posibilidad, cada vez más extendida, por los nuevos medios de comunicación, de escritura colectiva, lo que implicaría que las actividades de las distintas fases se desarrollaran no por alumnos aislados, sino por grupos de alumnos que escriben juntos.


MEDIOS INFORMÁTICOS Y DIGITALES

Por otra parte, los MEDIOS INFORMÁTICOS, especialmente los procesadores de textos, facilitan las distintas tareas de la composición escrita, simplificando las distintas fases y procedimientos del proceso, desde la búsqueda de información, la generación de ideas, la toma de notas, la organización de esquemas, la elaboración de borradores, la corrección de contenido y estructura y la revisión ortográfica y gramatical. Pero su uso, no afecta a los distintos elementos del proceso que hemos descrito.


OCHO CONSEJOS PRÁCTICOS


Por último, como conclusión de todo lo anterior, podemos afirmar que a escribir se aprende y, por tanto, debe enseñarse de forma explícita, intencionada y sistemática. Pero además existe un argumento poderoso para que planteemos la enseñanza de la escritura. En el desarrollo del proceso de composición escrita se aprende y se crea, pues es necesario buscar información, elaborar y organizar ideas, crear argumentos, en fin se ponen en juego poderosos mecanismos de conocimiento, derivados del proceso complejo de la escritura. Teniendo en cuenta lo anterior, aunque en los aspectos formales se incida más en las áreas lingüísticas, el proceso de escritura debe darse en el marco del trabajo de todas las materias y asignaturas, como aplicación del trabajo de las mismas, y no de forma aislada. Ya que puede y debe enseñarse, finalizamos con algunos CONSEJOS PRÁCTICOS que se pueden tener en cuenta al enseñar a escribir:


·         Buscar modelos de textos que tengamos que escribir. Por ejemplo, modelos de artículos de prensa, de diarios, distintos modelos de exámenes, de entrevistas, de trabajos monográficos, de relatos, etc.

·         Pensar antes de redactar. Dedicar tiempo a pensar en el lector, en nuestros objetivos, en qué queremos expresar, cómo queremos expresarlo, etc.

·         Dejar para el final la corrección de la forma. La ortografía, la puntuación y la gramática.

·         Tomar notas o elaborar esquemas. Partir de la idea general, y organizar las distintas ideas que la desarrollarán.

·         Utilizar prosa de escritor al principio de la composición. Dedicar tiempo a explorar el tema y buscar ideas con mayor libertad. Progresivamente, tendremos que transformar la prosa privada e incomprensible , de escritor, en prosa pública y adecuada a la audiencia, de lector.

·         Tener en cuenta todo el texto mientras redactamos cada fragmento. Durante todo el proceso de composición del texto debemos tener in mente una imagen general del texto que queremos escribir, para lo que debemos releer lo escrito y valorar si responde a la idea general del texto.

·         Ser lo suficientemente flexibles como para modificar los planes y la estructura del texto. Sin pereza para rehacer lo escrito, cambiando la estructura, modificando fragmentos, suprimiendo frases o párrafos, refundiendo o ampliando con ideas nuevas.

·         Buscar distintas formas de expresar la misma idea si no quedamos satisfechos con su primera formulación. En las relecturas puede ocurrir que no estemos satisfechos con la expresión de una idea, para lo que debe dedicarse cierto tiempo a buscar otras fórmulas o expresiones.
Para quien desee ampliar, facilitamos este enlace a un documento más amplio de D. Cassany sobre la enseñanza de la expresión escrita:




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